¿Contradicción? No. Equidistancia.

 " Jesús le dijo: porque me has visto has creído; dichosos los que creen sin haber visto" (Jn 20;29)


       A lo largo de la historia, filósofos, teólogos y científicos han propuesto argumentos a favor o en contra de diferentes creencias religiosas. Recientemente, gracias a los avances en cosmología, biología y teoría evolutiva, varios prominentes científicos, en particular Steven Weinberg, Lawrence Krauss, Richar Dawkins... han utilizado la Ciencia para refutar los argumentos a favor de la existencia de Dios. Por ejemplo, en uno de sus libros más leídos, El Espejismo de Dios, Dawkins muestra que los diversos fenómenos maravillosos del universo, pueden haber surgido completamente a partir de las leyes de la naturaleza y de unos procesos aleatorios sin necesidad de un Diseñador inteligente y sobrenatural. Además argumenta que nuestros sentimientos morales y nuestro altruismo pueden explicarse lógicamente a partir del proceso de selección natural aplicado a genes individuales, sin necesidad de invocar a Dios.

       En este sentido, es fácil dar el paso de tratar a los creyentes como gente que no piensa. Llegado a este punto, y negando la mayor, propongo partir de las siguientes cuetiones:

     ¿La Ciencia es el único camino para llegar al conocimiento? ¿Puede llegar a responder cuestiones interesantes y vitales que se encuentran más allá del alcance de tubos de ensayo y de las ecuaciones?

Somos polvo de estrellas Vs Dios creó la vida


       En mi formación científica, se me ha inculcado el prejuicio de que no pierda el tiempo en cuestiones que no tienen una respuesta clara y bien definida. En los tiempos que corren, este prejuicio no lo da ya la propia Ciencia, sino el paradigma de vida que tenemos en el mundo occidental. Añadiría a los anteriores atributos, que las respuestas también me resulten útiles, simples y rápidas, y rentables económicamente. 

       Para un matemático, o científico en general, una cuestión está bien planteada si puede formularse con la precisión y claridad suficientes para que sea posible darle una respuesta. No tiene sentido formular un problema puramente matemático que tengan por ejemplo dos soluciones contradictorias o varias soluciones subjetivas. Por eso tienen mucho poder: si algo se demuestra matemáticamente es verdad absoluta, quizá el único generador de verdades absolutas admitido universalmente. El gran poder de las Matemáticas es su objetividad en decir la verdad.

       Los científicos siempre han trabajado y están trabajando con cuestiones bien planteadas. Se podrá tardar años, décadas, o toda una vida en encontrar la respuesta a una cuestión particular, con la condición de que la Ciencia está en continua revisión a tenor de los nuevos datos experimentales y las nuevas ideas, pero cualquier científico trabaja con problemas bien planteados, y con la fe puesta en que encontrará una respuesta definida. Me refiero a la fe del científico en creer en la doctrina central de la ciencia: existe un conjunto de leyes matemáticas que describen todas las propiedades de la materia y la energía, verdaderas en cada momento y en cada lugar del universo, que los seres humanos somos capaces de descubrir y comprender.

       Sin embargo, el ser humano tiene la capacidad de poderse plantear preguntas que tiene respuestas definidas pero que no podemos contestar. Por ejemplo ¿existe Dios?. Aquí surge otra pregunta: ¿acaso es que como seres humanos necesitamos las preguntas sin respuesta tanto como las que sí la tengan?

       Todos damos unas respuestas y aceptamos otras sin pruebas físicas ni a favor ni a veces incluso sin tener una metodología clara para probarlas. ¿Está bien o mal robar? ¿y si lo hago porque no tengo otra forma de alimentar a mi familia? ¿Qué es lo que está bien y lo que está mal?. ¿Cuál es el significado de la vida? ¿Es que la vida tiene algún sentido que todo el mundo pueda comprender? ¿Qué es la belleza?

       Pero también existen otras cuestiones que manan del ámbito de la Ciencia a las que sería interesante dar también respuesta:  ¿Valemos más que los bichos o las bacterias porque hemos desarrollado una neurología mucho más compleja? ¿Bajo qué condiciones tenemos derecho de llevar a otras especies a la extinción mediante la eliminación de sus hábitats? ¿Es correcto el uso de la tecnología genética para introducir el gen de un organismo en el genoma de otra especie? ¿Sobre qué nos apoyamos para decidirnos por una respuesta: rentabilidad económica, confort, individualismo, utilidad, crecimiento de la riqueza media...?

       No todas son preguntas con respuestas sin la suficiente precisión científica. Todos los días nos encontramos con conceptos como Libertad, Igualdad, Justicia que tampoco pueden definirse con mucha precisión. Si son la base de los valores humanos, el debate ideológico está servido. Su discusión provechosa debe hacerse sobre un magisterio diferente, mucho más antiguo que la propia Ciencia, que se ha dedicado a un consenso o al menos a una clarificación de conjeturas y criterios acerca de los "debiera ser" éticos.  A lo largo de la historia, las sociedades humanas han centrado por lo general el discurso de este magisterio en una institución denominada "religión", que bajo este único nombre, muestra una diversidad de enfoques y actitudes que parten desde la libertad de discusión hasta la obediencia a textos o doctrinas inalterables. Con ello no pretendo argumentar que las personas éticas deban validar sus normas mediante llamadas manifiestas a una religión: ateos pueden vivir según los principios más firmes, mientras que hipócritas pueden cubrirse con cualquier bandera, entre ellas, la de Dios.

      Nosotros, como seres inteligentes pero limitados, no podemos reunir pruebas para contestar con precisión a las anteriores preguntas, sólo aspiramos a debatirlas, enriquecerlas, pero en ningún caso encontramos y aplicamos un sistema de análisis similiar al que utiliza un matemático para demostrar un teorema o un físico para decidir cuántos segundos tarda un péndulo de una determinada longitud en hacer una oscilación completa. Por eso, a artistas y humanistas no les interesa saber cuál es la respuesta concreta, porque no hay respuestas definidas a todas las cuestiones interesantes e importantes. Todo depende de culturas, de creencias, de interpretraciones subjetivas... En este sentido la veracidad de estas respuestas, inalcanzable, no debe ser nunca impositiva sino propositiva.

       La Ciencia nunca podrá saber qué ha creado nuestro universo y en la medida en que Dios no intervenga en universo contemporáneo para violar las leyes físicas, la Ciencia no tiene forma de saber si Dios existe o no. Creer o no creer en la existencia de un ser divino, por consiguiente entra en el terreno de la fe.

       Ya el actual papa católico, en Evangelii Gaudim, 243, nos advierte "en ocasiones, algunos científicos van más allá del objetivo final de su disciplina y se extralimitan con afirmaciones o conclusiones que exceden el campo de la propia ciencia. En este caso, no es la razón lo que se propone, sino una deterninada ideología que cierra el camino a un diálogo auténtico, pacífico y fructífero"

       El cientifismo y el positivismo rehúsan admitir como válidas las formas de conocimiento las que van más allá de las de las ciencias positivas. Pero mucho me temo que aunque Richard Dawkins y otros gasten mucha energía en convencer mediante argumentos científicos que Dios no existe, no lo lograrán con nadie que ya tenga fe. Dios existe más allá de las restricciones de la materia y energía, y fuera del alcance del análisis científico. No está mal que Dawkins estimule discusiones sobre el tema, y que enriquezca el diálogo Fe y Ciencia, pero más allá no puede llegar.

       Lo que puede molestar es su absoluto rechazo de la religión y de la sensibilidad religiosa. Llegó a a afirmar en Edimburgo en 1992, en el Festival Internacional de la Ciencia, que "la fe es la gran evasión, la gran excusa para no tener que pensar y considerar la evidencia. La fe es creer pese a, e incluso debido a la falta de pruebas" En el fondo, está juzgando al creyente como alguien no pensante.

¿Cuál es el origen de las leyes que rigen el Universo?

       Tener fe es creer en aquello que nos trasciende. Es una puerta abierta a la esperanza. Es mucho más que creer en la existencia de Dios o ignorar la evidencia científica. Es tener disponibilidad a abrirnos, en determinados momentos, a cosas que no entendemos completamente. Es la habilidad de mantener la calma en momentos, la de dejarse llevar en otros por la pasión y la exuberancia en que consiste el impulso artístico, es dejar volar la imaginación, es comprometerse con este mundo.

       Hay comentarios repecto a que la religión ha sido una fuerza destructiva de la civilización humana. Y es necesiario que cualquiera, sea creyente o no, conozca cómo los seres humanos, en nombre de su dios o de su religión, han causado y siguen causando mucho sufrimiento e incluso la muerte de otros seres humanos. Pero al mismo tiempo puede responsabilizarse de algo similar a la ciencia por las muchas armas de destrucción creadas por físicos, biólogos y químicos, especialmente en el siglo pasado. 

       Tanto la ciencia como la religión pueden emplearse para bien o para mal. Muchos seres humanos, también han sido llevados por su pasión religiosa a construir escuelas, hospitales, a crear la poesía y la música, a eregir hermosos templos y obras de arte, del mismo modo que la ciencia se ha utilizado para curar enfermedades, para mejorar la agricultura, y aumentar las comodidades materias y la velocidad en las comunicaciones.

Ciencia Vs Fe ¿nos encontramos en una encrucijada?

       Aristóteles predicaba, como núcleo de su filosofía, el concepto de un "justo medio", es decir, la resolución de la mayoría de los grandes temas en un punto equidistante de los extremos. Sabía que nuestras mentes tienden a obrar con dicotomía, "o esto o lo otro". ¿Esto significa que Ciencia y Religión han de batallar hasta la muerte hasta que una de ellas termine victoriosa o derrrotada? Prefiero otra respuesta: que ambas representen la misma indagación y por tanto puedan integrarse de manera completa y suave en una gran síntesis. ¿Contradicción? No. Equidistancia. Por eso creo que todos los seres humanos deberíamos prestar atención, cuando menos rudimentaria, a ambos magisterios, Ciencia y Religión. Y si hay éxito, obtendremos algo que está dignificado por una de las palabras más hermosas de cualquier lenguaje: sabiduría.
     
Bibliografía:

El Universo Accidental, un mundo que creíamos conocer - Alan Lightman
Ciencia Versus Religión, un falso conflicto - Sthepeh Jay Gould
Evangelii Gaudium - Papa Francisco

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