El método científico

         En esta entrada no me ocuparé de explicar en qué consiste el método científico, el actualmente considerado mejor mecanismo que tiene la razón humana para obtener verdades objetivas (y científicas). El enfoque que planteo intenta derrumbar al cientifismo, es decir, al prejuicio de que todo aquello que no es una "verdad científica" es automáticamente falso, como por ejemplo la existencia de Dios.
          Por añadidura analizaré cuáles son los "talones de Aquiles" del método científico, que incluso habiéndonos proporcionado la Ciencia y todos sus beneficios, no es ni mucho menos un mecanismo infalible en la búsqueda de la verdad objetiva de las cosas.
           Y este análisis que pretendo hacer subyace a unas preguntas elementales que cualquiera podría hacerse al leer algo de Historia de la Ciencia: ¿por qué parece que cualquier teoría científica siempre podrá superarse por otra más precisa? ¿Cómo es posible que los científicos de todas las épocas, incluida la nuestra, se equivoquen tanto?


... Comienza con ser humilde.


       Un gran científico debe tener irremisiblemente la virtud de la humildad. Newton en sus Principia Mathematica reconoce la dificultad de determinar experimentalmente el movimiento real de los cuerpos, ya que el espacio y tiempo absolutos no pueden observarse directamente. Por tanto él era consciente de que no se podía determinar, en general, si un sistema de referencia material cualquiera es absoluto o relativo: "ciertamente es muy difícil descubrir y distinguir efectivamente los movimientos verdaderos de los ficticios, porque las regiones del espacio inmóvil en las que los cuerpos se mueven realmente no pueden observarse con nuestros sentidos". A pesar de su dinámica, excelente aproximación del estudio de las causas de los movimientos de los cuerpos, ya intuía que el axioma (aunque no explícito en sus principios de la dinámica) de considerar el espacio y tiempo absolutos tendría sus consecuencias (que superó más tarde Einstein con su Teoría de la Relatividad). Albert Einstein también dio muestras de  humildad cuando dijo "no te preocupes por tus dificultades en Matemáticas. Te aseguro que las mías son más grandes". Sthepen Hawking, a pesar de sus muchas afirmaciones mediáticas (es un científico ateo que no duda en "utilizar" a Dios para vender libros), también es capaz de afirmar "Yo no pido que una teoría se corresponda con la realidad, porque yo no sé qué es la realidad". Si te digo la verdad, esta afirmación me recuerda mucho a esta de Sócrates: "sólo sé que no sé nada"


Que me lo explique... ¡no entiendo ná de ná!

   
  Esta humildad procede de las carencias evidentes del método científico para conseguir un propósito inalcanzable: conocer la verdad objetiva de las cosas. 

       En primer lugar quisiera hacer una aclaración elemental: es fácil confundir "ley científica" con "ley natural", pero son conceptos distintos: las leyes científicas las formulan los científicos a partir de percepciones y experiencias sensibles, pero como veremos, no se corresponden necesariamente con el orden intrínseco que creemos que existe en el Universo, concebido y gobernado por unas leyes naturales. Es decir, para hacer Ciencia partimos de la creencia que que existen las leyes naturales que lo gobiernan. Mediante el método científico sólo podemos construir leyes científicas que no van a ser más que burdas aproximaciones a una supuesta e "ideal" ley natural (la verdad es que esto me recuerda un poco al "mundo de las ideas" de Platón, donde lo ideal es la ley natural). 

       Para entender un poco mejor esto voy a proponer un ejemplo sencillo. Consideremos el concepto árbol. Realmente nuestra percepción nos hace ver un árbol como una entidad particular: pensamos en un pino, un castaño, un almendro, un roble... Pero la idea universal de árbol no la percibimos bajo nuestra experiencia. Un árbol es un concepto abstracto que no existe realmente. Sólo es una palabra con la que designamos un conjunto de rasgos comunes a todos los árboles como pueden ser que tienen hojas, tallo, raíz... Una ley natural actuaría como la abstracción de árbol y una ley científica como la experiencia de pensar por ejemplo en un castaño.

       Las leyes naturales las consideramos por tanto universales y absolutas y es de reseñar que sólo podemos conocerlas (aun con su expresión o formulación matemática) mediante una ley científica que es parcial y relativa. Por tanto, ya que toda ley científica es una aproximación a una ley natural deduzco que ésta es la razón por la cual las leyes científicas formuladas por los científicos han ido cambiando en el curso de la historia porque han necesitado adaptarse a los nuevos datos observacionales.

       ¿Pero, por qué las leyes científicas son verdades parciales que nunca podrán ser objetivas?

      En primer lugar porque para formular una ley científica necesitamos percibir datos o sucesos individuales y singulares, pero nunca lograremos conocer empíricamente datos universales. Nuestra percepción es siempre singular, nunca universal y lo que hacen los científicos es agrupar un conjunto de percepciones individuales y darles forma de entidad universal mediante una hipótesis que se ha construido con procesos inductivos, es decir le damos carácter de ley natural a lo que sólo es una ley científica.

       En segundo lugar. Para intentar representar las leyes de la naturaleza utilizamos muchas veces relaciones matemáticas entre cantidades determinadas, magnitudes físicas definidas por los científicos para poder describir las observaciones. Cualquier magnitud física se caracteriza porque tiene algún efecto o cualidad observable de modo que podamos a parte de hacer una descripción cualitativa, otra cuantitativa. Por ejemplo: para medir longitudes (una cualidad es que algo tiene longitud) necesito una descripción cuantitativa. Por eso se adoptan una cantidad de medida arbitraria, por ejemplo el metro, con lo cual poder compara las demás cantidades de longitud. Y aquí comienzan las dificultades y limitaciones de la escala de longitudes y, en general, de cualquier escala de medida. Las escalas no pueden dividirse indefinidamente ya que no existen instrumentos de precisión total, quiero decir, que las medidas siempre tienen una precisión limitada. Las medidas por tanto van formando un conjunto discontinuo de valores discretos. En definitiva: el Universo bajo la observación se hace en realidad discontinuo debido a que nunca será posible eliminar por completo los errores observacionales. Es el momento de hacer otro ejercicio de fe. La Ciencia supone que existe el valor exacto de una observación y que es una medida objetiva. Es el llamado "valor verdadero" de la magnitud de medida. Estos supuestos "valores verdaderos" son los que intervienen en las fórmulas matemáticas de las leyes que supuestamente gobiernan el mundo físico.
       Este gran inconveniente lo intenta maquillar las Matemáticas. Para eso está la Estadística. Se definen unas cotas de errores y se trabaja con cifras significativas ajustadas estadísticamente para intentar quedarnos con el valor "más probable" que hace de verdadero. Es decir, se hacen diversas mediciones y por técnicas estadísticas se elige el "valor verdadero". Como irremisiblemente no es el real, la Ciencia echa la cumpla a los denominados "errores aleatorios". Pero... la Probabilidad tampoco existe de forma autónoma. Sólo es una teoría matemática, una construcción de la mente que permite manejar datos de observación así es que el científico no actúa con total objetividad en la medición.

       Y en tercer lugar, damos por hecho que el conocimiento científico de la Naturaleza ha comenzado siempre simplificando las cosas observadas. Un montón de observaciones aparentemente independientes de repente tienen una relación causal que llamamos ley científica. Nuestra razón sabe pasar de lo conocido a lo desconocido a partir de lo sencillo para luego ocuparse de lo más complejo. Las Matemáticas se utilizarían como una transcipción críptica y concisa de nuestro pensamiento lógico. Pero el problema de fondo es que en nuestras percepciones no hay nada sencillo por dónde empezar. Los sucesos más simples de nuestra experiencia sensible (por ejemplo, la caída de una manzana) son en realidad terriblemente complicados y por añadidura perturbados e influenciados por una multitud de elementos o factores. Y resulta imposible llegar a conocer todos los factores que influyen en la aparición de un fenómeno. Para ello la Ciencia hace otro ejercicio de fe: eliminamos las influencias que al científico les parecen menos relevantes a su juicio y se fija en las que a su juicio de nuevo les parece más directas o influyentes. Este reduccionismo científico tiene su máximo exponente en "echar la culpa al azar" de todas las causas desconocidas. Por ejemplo, una postura cientifista respondería así a las siguientes cuestiones: ¿cuál es la causa de la vida? El azar.  ¿Por qué existo? Por azar. ¿Por qué existe el universo? Por una fluctuación cuántica debida al azar. ¿Por qué estoy leyendo esto? Porque me he encontrado este artículo por azar... 

      Sería bastante más humilde y preciso decir que no sabría responder con precisión esas preguntas.
La falta de humildad en el conocimiento 
es lo que ha provocado históricamente los enfrentamientos entre Ciencia y Fe

       Para tratar la cuestión del encabezado de esta entrada ¿por qué la Ciencia se equivoca tanto? voy a emplear un argumento neurológico. Parece ser que los sentidos y el cerebro no están diseñados para conocer la realidad objetiva del mundo, sino para crear un mundo interior virtual que sirva para la supervivencia del organismo. Los principios físicos de causalidad (relación causa-efecto), de conservación, o de mínimos, son una pura invención del cerebro para relacionar y poner orden entre diferentes hechos físicos. Por eso, las leyes físicas formuladas por los científicos para relacionar estos hechos son también una invención convencional y subjetiva del cerebro. En consecuencia, la Ciencia nunca podrá averiguar la verdad objetiva de los fenómenos naturales, ni tan siquiera de los encuadrables dentro del método científico (que se puedan observar y medir).

       Si te ha interesado esta respuesta puedes seguir el siguiente enlace del programa divulgativo Redes de TVE titulado "El cerebro no busca la verdad sino sobrevivir"



       Quizá, tras este análisis podamos comprender las afirmaciones un tanto polémicas del filósofo español Antonio Escohotado Espinosa cuando afirma "La Ciencia es un mito en la medida en que nunca puede terminarse nuestra visión del mundo... Lo trágico es en parte la profesionalización y la tendencia natural de los seres humanos a la arrogancia y al monopolio, y hacen creer que la Ciencia, lejos de ser una aventura interminable es algo ya terminado y preciso... La Ciencia pretende comprimir en una sóla frase o ley todas las cosas a la que Dios y los hombres deben estar sometidos". La definición de mito de este filósofo es "una obra de arte que se hace a sí mismo, que es poética y creadora". Por eso considera la Ciencia como mito.

       Una entrevista a este filósofo la pudimos disfrutar en TVE en el programa "Pienso luego existo". Os la recomiendo:


"La Ciencia es un mito en la medida de que nunca 
puede terminarse nuestra visión del mundo"- Antonio Escohotado.

Bibliografía:

J. D. Barrow "Teoría del todo" - Crítica- Grijalbo Mondadori, Barcelona 1994
M. Bunge: "Seudociencia e ideología" -  Alianza Universal, Madrid, 1985
T. Vives: "Espacio y Tiempo" - Equipo Sirius, Madrid, 2006
P Davies y J. Brown: "Los mitos de la materia" -  McGraw-Hill, Madrid, 1994
C. López: "Universo sin fin" - Taurus. Madrid, 1999
A. Rivadulla: "Filosofía actual de la ciencia" - Editorial Nacional, Madrid, 1984

btemplates

0 comentarios:

Publicar un comentario