Razón de fe.

       Voy a comenzar con unas preguntas "herejes" en las que  subyacen mis dudas ante el método científico como medio fiable de conseguir alcanzar la verdad objetiva de las cosas (se cree que es el único medio objetivo) y las Matemáticas libres de prejuicios y por tanto, el lenguaje de signos válido para codificar la Ciencia Natural. Reitero:

     ¿El método científico es un método infalible para conseguir alcanzar la realidad objetiva del Universo?

     ¿Las Matemáticas y las Ciencias en general, representan la realidad objetiva de las cosas naturales, o por el contrario, vivimos en una especie de sueño de la razón?
    





       Casi todos damos por hecho aquel principio que establecieron Thales y los filósofos de Mileto allá por el siglo VII a. C, por el cual el Universo es algo que la mente del hombre puede llegar a entender. La Física Cuántica por ejemplo establece principios y modelos que funcionan pero que no podemos llegar a comprender. Actualmente, la Física tiene que limitarse a la descripción formal de las relaciones entre percepciones y no a contestar porqués. Fronteras que ponen en entredicho el Principio de Inteligibilidad de los filósofos de Mileto también aparecen en las entrañas del propio razonamiento lógico, desde que Gödel estableciera sus teoremas de incompletitud. 

        Quizá vivamos en el sueño de la razón. y las teorías científicas no representan la naturaleza verdadera del universo. Sé que esta afirmación puede causar incredulidad y rechazo, pero la mayoría de los autores de filosofía de las  Matemáticas o de filosofía del conocimiento en general argumentan de manera  irrefutable que el maravilloso edificio de la Ciencia no es más que una gran hipótesis mental creada por los científicos, carente de objetividad externa. 

        Quizá por ello, la hipótesis científica del mundo ha ido cambiando a través de la historia y se modificará en el futuro. La Ciencia es una especie de "novela" sobre el Universo escrita por científicos, cuyo peculiar argumento solamente admite datos de la experiencia confirmados por la observación y la experimentación. Pero es siempre una construcción humana y por tanto no tiene nada de misterioso que los seres humanos la consideren comprensible.

      El lenguaje convencional, por ser el más cómodo, que se usa en la Ciencia son las Matemáticas. Y aquí encontramos las primeras barreras que rompen la objetividad de las afirmaciones científicas: las propias Matemáticas parten de intuiciones y prejuicios y da igual el punto de partida, siempre toparemos con que no es un sistema de pensamiento completo. Existen las paradojas, las conjeturas, enunciados de los que nunca podremos saber acerca de su falsedad o veracidad. Es decir, el lenguaje convencional de la Ciencia, las Matemáticas, también tiene sus límites.

     Incluso definir las Matemáticas no tiene naturaleza objetiva. No existe ninguna razón para poder inclinarnos por alguna de las cuatro escuelas de filosofía matemática que las intenta definir (empírica, idealista, formalista y constructivista). Elegir un modelo de definición no es más que un ejercicio de prejuicio

     Por tanto en el propio razonamiento matemático, base de las teorías científicas se encuentran los prejuicios: las Ciencias en general se basan en prejuicios necesarios.
     Comparando el razonamiento humano con el procesamiento de información de un ordenador encontramos una gran diferencia que nos hace en este sentido humanos: nuestro poder de intuición. La intuición es propia de la inteligencia animal y por tanto humana, es por ejemplo, lo que permite a un maestro de ajedrez ganar una partida a un superodenador sin analizar una a una todas las jugadas. Un ordenador no tiene esta faceta humana, no tiene el poder de intuir.
      Las intuiciones pueden ser acertadas o equivocadas. Al hablar a ellas me refiero a la parte del cerebro más primitiva responsable también de los sentimientos. Es curioso que la IA (Inteligencia Artificial) se refiera sólo a funciones que los humanos hacemos más torpemente con nuestro neocórtex, pero todavía ningún ordenador ha sido capaz de intuir como lo hace un humano (o sufrir o amar como lo puede hacer cualquier animal). Es curioso que las funciones más primitivas del cerebro sean inimitables por un ordenador, sin embargo el procesamiento lógico o de cálculo es no sólo imitable sino que supera con mucho al humano.


     En Matemáticas, las intuiciones elementales son axiomas, elegidos según sea la rama matemática, o la existencia de los números naturales dentro de una visión constructivista de las mismas.
 
     Pero, también como humanos, tenemos la capacidad de poder preguntarnos más allá de la experiencia sensible. Somos capaces de hacernos preguntas trascendentales, por lo tanto, cuestiones que se hallan fuera de la Ciencia.Somos capaces de buscar porqués, ya que la Ciencia se recluye a explicar sólo los cómos.

     Dado que las propias Matemáticas tienen su frontera de conocimiento, la Ciencia también la tiene. Es decir, existe un universo incognoscible desde los planteamientos científicos. Podemos negar su existencia y creer que sólo existe lo que podamos comprender. Haremos así válido el Principio de Inteligibilidad de los filósofos de Mileto. Pero el hecho de que no pueda justificar usando la razón la veracidad o falsedad de ciertas proposiciones matemáticas, o de ciertos fenómenos naturales, no quiere decir que no existan. Afirmar que no existe aquello que no puedo entender no es más que un prejuicio.

     Pongo un ejemplo devastador para este principio:


    El descubrimiento de la Física Cuántica en el siglo XX ha puesto en entredicho la inteligibilidad del Universo material. La teoría cuántica resulta tan hermética, misteriosa y hasta cierto punto contradictoria, que resulta incomprensible. Richard Feynman, premio Nobel de Física Cuántica afirmaba "creo que puede decir con seguridad que nadie entiende la mecánica cuántica". Los físicos modernos afirman que la Ciencia no proporciona explicaciones, siendo su finalidad de descripción y ordenación teórica de los datos de observación, o sea, del cómo son los fenómenos y no de su porqué.

     Desde este punto de vista, el hecho de que no pueda explicar los fenómenos cuánticos no significa que no ocurren.

     Pero la mente humana también tiene la capacidad de preguntar el porqué de los fenómenos naturales.

     Para poder darles una explicación, la mente humana goza de otra intuición elemental: la de creer en un absoluto, en un dios. Lógicamente, el razonamiento humano para contestar a preguntas del "porqué" y ni no el "cómo", no se puede basar en las Matemáticas. Se basa en un sistema de razonamiento simbólico.

     Precisamente la intuición de creer en un absoluto es la que hace que todas las culturas primitivas tengan rasgos religiosos. En el origen de la inteligencia ya se hallaba la creencia en Dios. Incluso los primeros humanos inteligentes no sapiens sapiens, antecesores de nuestra especie, tienen restos funerarios que indica la creencia de estos humanos en un absoluto.

     No es seguro que tuvieran intuiciones matemáticas, como la de contar, pero existen pruebas concluyentes que en el origen de la inteligencia humana se haya inmersa la creencia en algún dios.

     Lo que quiero concluir con esto es que es totalmente natural creer en Dios  y establecer una relación con Él, es decir, que exista la Religión. Ir en contra de esto, es ir en contra de nuestra propia intuición y por tanto no es propio del hombre.

     Con esto no pretendo concluir que no creer en Dios sea  erróneo, porque las intuiciones pueden ser acertadas o no, pero no hay ningún argumento racional serio para hacerlo (que se halle fuera de ideologías políticas, resentimientos con los errores de la iglesia o con los, fundamentalismos religiosos, etc.).

     La creencia en algún tipo de dios es una intuición básica propia de los humanos que responde a preguntas trascendentales según las culturas. 

    Resulta por tanto tan humano creer en un postulado matemático, una intuición al fin y al cabo, como creer en un absoluto que dé respuestas a preguntas que trasciendan a la propia Ciencia. Tan razonable es creer en la Ciencia, como creer en Dios. 

     Como verás, he usado la palabra "creer", es decir, como ya destacaba Ortega y Gasset, estamos haciendo un ejercicio de fe en la Ciencia.

     Otra gran diferencia de la mente humana con la "inteligencia artificial"es la capacidad de construir y comprender un lenguaje simbólico que sirva como vehículo del conocimiento de las cuestiones trascendentes. No creamos que todo lenguaje simbólico, por no ser científico, es falso.  El Arte se explica mediante un lenguaje simbólico tanto como la Metafísica. Podemos decir que el lenguaje simbólico es el vehículo necesario para buscar verdades que se escapan del control del razonamiento lógico puramente formal.

      La intuición es la base del razonamiento. Y la fe es una intuición. Por tanto, es razonable tener fe. Lo recíproco, es decir, razonar en la fe, es imprescindible si queremos "adiestrar" nuestra intuición hacia algo que consideremos verdadero, ya sea Dios o cualquier axioma matemático.

     Con esto quiero decir que para creer en la Ciencia y comprenderla, hay que estudiar y reflexionar, lo mismo que para creer y conocer a Dios (aunque la sensación en ambos casos sea la  de que siempre es mucho más lo que desconozco de lo que puedo llegar a conocer).

     Y creo que llegar a entender completamente la Ciencia es tan imposible como llegar a comprender la mente de Dios. El Principio de Inteligibilidad de los de Mileto es erróneo en ambos casos. Lo máximo que puedo aspirar es a conocerlas.
      Quiero destacar por tanto un primer punto de encuentro entre Ciencia y Fe.
     
     Por tanto,lo más razonable y más justo es apostar por las similitudes que encuentro entre razón y fe, y no por su enfrentamiento clásico. Podemos encontrar muchos más puntos de encuentro que los puedo resumir en:
  • las dos parten de intuiciones elementales, (axiomas, principios o definicones en Ciencia, la creencia en el absoluto en Religión).
  • las intuiciones de partida es para ambas un ejercicio de prejuicio no exento de fe, son indemostrables y pueden cambiarse por otras intuiciones. 
  • ambas usan las reglas de la lógica formal para obtener sus conclusiones (teoremas o verdades teológicas)
  • ambas se constituyen en un sistema de ideas que contienen enunciados de naturaleza indemostrable.
       La diferencia fundamental es que la misma lógica formal está aplicada a un lenguaje de signos en el caso de las Matemáticas y a un lenguaje de símbolos en el caso de la Teología (como le ocurre al Arte. Éste es el punto de conexión principal entre Religión y Arte, el lenguaje simbólico por el cual se expresan. No podemos dudar lo bien que siempre han casado Arte y Religión, y cómo mediante el Arte y el Símbolo se transmiten muchos mensajes religiosos y morales). 

     Sería un error aplicar un lenguaje simbólico para hacer Ciencia como también lo sería usar un lenguaje de signos (con fórmulas y operaciones lógicas) para hacer Teología.

     Ante ello puedo decir que ambas, Ciencia y Religión buscan verdades diferentes. Y en ningún caso, estas verdades se contradicen ya que hablamos de ámbitos totalmente distintos. Si esto ocurre es porque hay una invasión de ámbitos por cualquiera de las partes: la Teología nunca podrá demostrar una verdad matemática, como las Matemáticas no podrán nunca demostrar una verdad Teológica. Ir por este camino es un error. Las verdades científicas deben complementar a las verdades teológicas y viceversa. Debe haber armonía entre ambas.

     Tan erróneo resultaría decir que la Tierra es el centro del Universo, a partir de un relato del libro de Samuel, como que Dios no existe porque la Física puede explicar el principio del Universo. Se confunden términos. O mejor dicho, se "utiliza" a Dios buscando sensacionalismo (Hawking, desgraciadamente, usa esta artimaña a menudo), o imponiendo  una ideología (basta con mirar la peor parte de la historia de la Iglesia Católica, por ejemplo)

     Apuesto por destacar el punto de encuentro que considero principal entre Ciencia y Religión: ambas persiguen verdades absolutas, por tanto son dos modos de combatir a la superstición que es el demonio de la incultura.
   
     Por ello, es más razonable pensar en un diálogo continuo entre ambas más que en un enfrentamiento.
   
    
SI QUIERES SABER MÁS

     Ciclo de conferencias realizadas por la fundación Juan March acerca de la metamatemática cuyo contenido es también descargable por Internet. Aquí os dejo el enlace.
    
     También os proporciono los títulos de algunos libros que me resultan muy interesantes y que quizá puedan ser de fácil lectura, ya que todos son de carácter divulgativo.

El Gran Diseño – Stephen Hawking y Leonard Mlodinow
Dios creó los números – Stephen Hawking
50 cosas que hay que saber sobre Matemáticas – Tony Crilly
El sueño de la razón. La lógica matemática y sus paradojas – Javier Fresán
El teorema de Gödel – Ernest Nagel y Jamen R. Newman
El enigma de Fermat – Simon Singh
Matemáticas y Religión – Javier Leach
Gödel, Escher y Bach – Douglas R. Hofstadter
Hilbert, matemático fundamental – J.M. Almira y J.C. Sabida de Lis
Gödel, la lógica de los escépticas – Javier Fresán
¿Por qué el mundo es matemático? - John D. Barrow
Espacio y Tiempo - Teodoro Vives.

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3 comentarios:

J. M. Almira dijo...

Hola: Por casualidad encontré este blog y esta entrada. Bien. Lo primero, quiero agradecerte que incluyas uno de mis libros entre tus citas. ¡Qué ilusión me ha hecho! Por otra parte, quisiera hacerte saber -y a los lectores del blog- que existe un libro, muy reciente, publicado por Acantilado y en el que se trata un ejemplo particularmente importante de la influencia que pueden tener las creencias religiosas en el avance de la matemática. Concretemente se trata del libro: "El nombre del infinito" cuyos autores son L. R. Graham y C.R. Kantor. Es un libro duro de leer porque en él se explica el "caso Luzin", que es uno de los episodios más tristes de la matemática rusa del siglo XX (vamos, de la represión de Stalin sobre ciertos científicos de la época). Pero creo que es un libro que contiene un mensaje muy interesante y lo recomiendo con ardor.

Tuyo,

Jose María Almira

P.s.- Puesto que estás en Jaén (yo en Linares), creo que sería fácil conocernos algún día. Un café. Yo pago.

Francisco Javier dijo...

Hola José María:

El agradecimiento en este caso es recíproco por las enseñanzas y nuevos enfoques que me ha aportado en concreto tu libro al intentar aproximarme a las relaciones (que creo existen) entre dos disciplinas del conocimiento tan aparentemente antagónicas como son la Religión y las Matemáticas (sobre todo en nuestra cultura occidental y ahora). Quisiera agradecerte igualmente tu recomendación literaria. Lo estoy leyendo con la curiosidad y ardor propios de un periodo histórico de las Matemáticas desconocido para mí. Creo que este libro abrirá nuevos campos a mi curiosidad sobre este tema.

A la espera de que podamos conocernos algún día se despide afectuosamente:

Francisco Javier Pérez

J. M. Almira dijo...

No había visto tu respuesta hasta ahora. Bueno. Si quieres que nos veamos, podemos contactar fácilmente. Mi email es jmalmira@ujaen.es y lo leo con asiduidad. Puedes escribirme cuando quieras.

Abrazos

Jose

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